miércoles, 29 de octubre de 2008

Mi Bosque

Tengo cuatro duendes en mi jardín.
Aparecieron con el orden de las estaciones y cada uno guarda secretos de cada una de ellas.
El mas grande es el duende del Invierno; es agudo como punta de hielo, como pico nevado y tiene porte de príncipe. Gruñe como oso y vuela como águila solitaria de las cumbres. Es impecable y frágil como un lago helado. Tiene una caricia suave y sutil como sol de mediodía casi imperceptible pero llena de magia.
Después de él llegó el duende de la primavera y por supuesto su naturaleza es puramente femenina. Tiene la gracia del cervatillo que corretea por los bosques y el perfume de mil flores al abrirse. Despierta al amanecer con toda su energía, tiene risa como de cascabeles y cuando el sol se pone comienza lentamente a adormecerse. Sus ojitos tienen el brillo de las gotas del rocío. Posee el orgullo de la rosa del principito.
El tercero en hacer su aparición fue el duende del verano. Tiene cabellos rizados con el color del trigal y mejillas coloradas como el Dios de la vendimia. Corretea todo el día desnudo y desvergonzado y si algún extraño aparece en el bosque desaparece en un segundo, como típico duende. A veces pienso que cuando sea mayor va a perseguir a las ninfas todo el día. Su enojo dura, lo que una tormenta de verano. Tiene la frescura de todo lo que nace, de todo lo que brota. Posee una mezcla única de inocencia y picardía.
Y después de él llegó el duende del otoño. Vino con la fuerza de un torbellino de hojas secas. Tiene un amor cálido cargado de nostalgia y la calidez de un hogar a leña. Es impredecible como su estación puede regalarte una preciosa mañana cálida, una tarde lluviosa, o una tormentosa noche fría. Tiene el instinto maternal de la naturaleza misma y como ella posee en si misma la bravura y la calma.
Mi bosque esta habitado por muchos otros seres, tengo un ser muy especial, guardián de los duendes. Tiene mezcla de Robin Hood y del patriarca de los pájaros, aunque no es sabio su vida en si misma es sabiduría. Es el ser que nos hace recordar que siempre se puede seguir adelante, que después de la mas obscura noche espera un brillante amanecer, que nada es imposible. Voz de hombre corazón de niño. Tiene una mente libre como el viento y un alma pura como luz de luna llena.
Como todo bosque, tenemos un hada madrina con su hechizo puede disipar los mas grandes nubarrones y regalarnos un arco iris. Corazón abierto para los desamparados. Cuando los duendes pelean van a refugiarse entre sus faldas y con una caricia transforma la lágrima en sonrisa. Tiene la virtud de la simpleza, gracia de hada y corazón de leona.
Hay un trovador que habita nuestro bosque con mente ágil y corazón soñador. Lleva un antifaz para esconderse un poco, pues siempre teme ser herido. Aparenta ser muy libre, aunque todos sabemos que sus pies ya son fuertes raíces en nuestra tierra. Cuando tare una nueva canción todos nos sentamos a escucharlo, para los duendes es un ídolo y su música siempre nos agrada. Luego parte a viajes muy internos buscando ana nueva melodía o quizás la única, que encierre todo lo que necesita escuchar de él mismo.
En una cabaña muy cálida vive nuestra abuela, su hogar es perfecto, es cálido en invierno y fresco en el verano. Siempre hay lugar en su mesa, y en su cama, para algún duende, en las noches de miedo. Sus bolsillos guardan siempre un dulce para alguna emergencia y sus hilos y agujas están siempre dispuestos para algún botón o remiendo. Posee el don de la providencia.
En el centro del bosque hay un ser que es como el gran Padre, fue el constructor de la cabaña y el que sembró muchos de nuestros árboles. Tiene un corazón noble como la madera en el que están tallados todos nuestros nombres. Cierto día se sentó justo allí, en el centro, quizás por el peso de su vida misma y aunque ya casi no habla todos sabemos cuanto nos ama. Sé que lentamente se irá transformando en el árbol mas grande y hermoso que habite nuestro bosque, para seguir dándonos lo mejor de si mismo. Para darnos sombra y amparo, para regalarnos sus mas preciadas flores y frutos, para alimentarnos a nosotros y a las generaciones nuevas.
También voy a hablarles de mi Rey El es el Rey de mi bosque aunque no lleva corona y viste ropas de soldado. Su corazón es un gran cofre de oro que guarda tesoros invaluables. Es mi protector. Tiene el don de la sinceridad. Tiene el alma clara y cristalina como el manantial. Es como un dragón alado puede enojarse y lanzar llamaradas, pero siempre puede volar para rescatar la paz de su propio cielo. El es la leyenda viva del rey que abandonó su palacio y sus riquezas para correr desnudo por las praderas y como dijo alguien alguna vez, quien renuncia a un trono debe ser más grande que su reino.
Me gustaría hablarles de mí, pero no puedo definirme muy bien. Tengo mezcla de bruja blanca y de madre tierra. Soy una pequeña parte de todos ellos y ellos son hermosas flores en mis ramas. Me alegro en sus alegrías y sufro en sus pesares y de cuando en cuando me alejo a mis íntimos abismos a visitar a mis monstruos y hadas imaginarios. Pero siempre retorno, necesito de mi bosque, necesito su calor. Y aunque no todo es perfecto, porque aquí hay tormentas y hay nevadas que parecieran acabar con todo, siempre hay algo mágico que nos vuelve a unir, nuestro mismo amor nos redime.
Y aunque sé que nada es eterno, no creo en la muerte.
Quizás cambiemos de formas, quizás nos abriguen distintos cielos pero siempre vamos a pertenecernos unos a otros, Porque todo lo que se da con amor, nunca se pierde.

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